INDEFENSIÓN APRENDIDA

El concepto de indefensión aprendida fue desarrolado por Martin Seligman.

La indefensión aprendida, es un término utilizado en psicología para referirse a las personas que han aprendido a comportarse de forma pasiva ante cualquier problema. Estas personas suelen sentir que son incapaces de hacer nada ante ellos a pesar de tener oportunidades auténticas para cambiar la situación. Así, lo que esperan es no tener que enfrentarse a situaciones o, en su defecto, obtener recompensas positivas.

Esto hace que en la persona se de un sentimiento de falta de control sobre su ambiente y las circunstancias que le rodean, y cualquier esfuerzo que haga para el control de estos sea inútil. Así, el hecho de pensar que sus actos no modificarán una situación concreta, le lleven a evitarla o a no enfrentarse a ella.

La indefensión aprendida se suele dar cuando se viven sucesos de forma repetida en que los actos no producen el efecto deseado, y se siente que se es incapaz de hacer algo. Se ve el entorno como incontrolable, de forma independiente de nuestros actos. Aunque después esa situación se cambie, se seguirá creyendo que es mejor no hacer nada porque la solución no se ha debido a tu actuación sobre ella. Así, la forma de actuación de estas personas ante las fatalidades queda limitado al bloqueo, huida, evitación o no afrontamiento. O sea, la persona actúa de forma pasiva ante lo que surge en su ambiente.

Esta indefensión afecta a la autoestima y a la motivación de forma negativa, quedando la voluntad de la persona sujeta a aspectos no causados por ella.

¿Cómo superar la indefensión aprendida?

La indefensión aprendida se trata de un comportamiento aprendido y por ello puede ser cambiado. Para ello hay que logar “borrar” esa indefensión, llevar a cabo el aprendizaje de comportamientos alternativos que ayuden, poco a poco, a resolver los conflictos y a sentirnos capaces por nosotros mismos de cambiar las situaciones desfavorables que aparezcan en la vida. Puede ser necesario adquirir nuevas habilidades que ayuden a logar nuestras metas.

Ejemplo: si llevas mucho tiempo buscando pareja y no la encuentras, la desmotivación te puede llevar a pensar que poco puedes hacer y empieces a tener comportamientos que no vayan a esa búsqueda, sino a la pasividad o a la evitación de la situación. También pueden darse pensamientos como “que más da, ya lo he intentado todo, estoy perdiendo el tiempo, nada de lo que he hecho funciona, ya no tengo nada más que hacer, …”.

Este es un ejemplo donde la indefensión ya se ha establecido. Es un momento donde crees que no hay nada que hacer y se llega a la pasividad. Esta pasividad no te ayudará a lograr tu meta. Se deben de desarrollar nuevas habilidades que permitan seguir con la búsqueda, de otra forma, con otros recursos. La indefensión te deja inactivo, y puede llevar a síntomas depresivos o ansiosos, y pone más difícil el logro de tu meta.

Para salir de la indefensión tienes que producir salidas positivas sobre el resultado que tu comportamiento tenga en tu futuro, eres tu quién conseguirá esos cambios a pesar de los esfuerzos, y que el control está en ti y no en el ambiente.

Las estrategias para superar la indefensión aprendida se dirigirán a deshacer las creencias erróneas y a fomentar la autoeficacia.

Algunas estrategias:

– Piensa que eres una persona capaz y valida. No pienses: “no puedo”, “no se hacerlo”, “no soy capaz”, “no valgo para nada”… Cambialo por: “si puedo”, “si sé hacerlo”, “soy capaz”, “yo puedo”, “soy una persona válida”.

Realiza actividades que antes no hacías. Si has dejado de hacer cosas por tu indefensión vuelve a hacerlas. Esconderse o acobardarse no sirve de nada, solo traerá consecuencias negativas.

Hay otras alternativas. Piensa que siempre hay otras alternativas y que se pueden hacer frente a los problemas de diferentes formas.

Trabaja la asertividad. Pon en práctica la asertividad (luchar por nuestros derechos y necesidades sin pisar los de otros). El estilo asertivo es el más adecuado.

Analiza la situación. Cuando estés ante una situación en la que suelas responder de forma pasiva piensa y analiza. Párate un momento a pensar cuál podría ser una respuesta asertiva y llévala a cabo. Pregúntate a ti mismo “¿por qué no puedo defenderme?”, “¿qué puedo hacer para defenderme de una manera asertiva?”.

Conclusión: la indefensión aprendida se produce cuando nos ocurre algo incontrolable y percibimos una pérdida de control porque la respuesta que damos no ha tenido resultado. Como resultado, aprendemos a ser pasivos. Está indefensión se puede superar empleando habilidades nuevas y deshaciéndose de las empleadas que no funcionan.

Muy importante si ves que esa indefensión te causa problemas importantes y no logras llegar a tu meta, acudas a la ayuda de un terapeuta.

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