LA IRA

¿ QUÉ ES LA IRA?

La ira es una emoción caracterizada por un aumento rápido del ritmo cardíaco, de la presión arterial y de los niveles de noradrenalina y adrenalina en sangre. También la persona que siente ira se suele enrojecer, sudar, tensar sus músculos, respirar de forma más rápida y aumenta su energía corporal.

Expertos señalan que la ira es la manifestación de la respuesta que emite nuestro cerebro para atacar o huir de un peligro. El estado mental propio de los momentos de ira nos vuelve instintivos y dificulta la capacidad para razonar.

La ira puede surgir causado por un estado de inseguridad, envidia, miedo, … También puede aparecer cuando no podemos afrontar una situación concreta, pudiendo herirnos o molestarnos como actúan las personas de nuestro entorno.

En resumen, la ira aparece nolmalmente en situaciones que percibimos como una amenaza, la ira se fundamenta en sentimientos como el temor, el miedo, la frustración.

Cuando nos sentimos frustrados ante algo, podemos reaccionar con ira.

La ira aparece de modo automático ante situaciones que nos obstaculizan para lograr fines u objetivos. En el caso de la ira, el cerebro causa este estado para preparar para efectuar un esfuerzo superior para superar la dificultad que se ha presentado.

LA IRA PUEDE DARSE DE DIVERSAS FORMAS:

La conducta agresiva y violencia puede aparecer como forma de lograr distintos objetivos cuando no se han podido lograr sin usar la violencia. Sería una ira instrumental, porque se usa como medio para obtener algo. Esta conducta se asocia a pobres habilidades comunicativas o en el autocontrol.

La ira como explosión, por aguantar durante mucho tiempo una situación injusta o perturbadora. Las pequeñas frustraciones diarias se van acumulando y por no expresar el malestar, se acaba estallando en algún momento. La solución es no ir acumulándola hasta explotar.

– La ira como defensa , se da cuando se percibe que se está siendo atacado o se enfrenta a una dificultad. Se tiende a reaccionar negativamente más por intuición que por hechos objetivos, lo que puede llevar a que la ira no sea justificada de forma objetiva.

CONSEJOS PARA CONTROLAR LA IRA:

No acumular ira sino gestionarla adecuadamente. Importante afrontar los problemas con asertividad y control para no dejar que la bola del enfado vaya creciendo por momentos.

Evitar la mentalidad de ganador/perdedor. Nos enfadamos como frustración por no haber logrado objetivos que nos planteábamos, o cuando algo no ha salido como esperábamos. Muy importante controlar la ira y aceptar con deportividad lo no logrado.

Reflexionar sobre las causas y consecuencias de nuestra ira. Pensar en ello y analizar si nuestra reacción emocional es realmente justificada, nos puede ayudar. Llevar un diario de la ira, anotando lo qué nos ha provocado esa ira, cómo se ha reaccionado…

Evitar situaciones y personas irritantes. Evitar en lo posible encontrarse con situaciones que puedan aumentar nuestra ira. Así como personas.

En lo posible, tratar de evitar los contextos en que podemos estallar, y en cuanto a las personas que nos irritan, algunas veces puede ser imposible no tener ningún contacto, como el caso de jefes, algún familiar, compañero de trabajo, por tanto, en lo posible, tratar de conversar lo más cordial posible para que las interacciones no resulten tan irritantes.

Piensa antes de hablar. Tómate unos momentos para ordenar tus pensamientos antes de decir algo. Una vez que te hayas calmado, expresa tu malestar.

Haz pequeñas pausas a lo largo del día en momentos que suelen ser estresantes. Tomarte un momento de tranquilidad puede ayudar a que te sientas mejor preparado para enfrentarte a lo que venga sin que te sientas irritado o enojado.

Recurre a las declaraciones en primera persona. Criticar o echar culpas podría solo aumentar la tensión. En cambio, usa frases en primera persona para describir el problema. Sé respetuoso y específico. Por ejemplo, di: “Me molesta que no me digas las cosas” en lugar de “Nunca dices las cosas”.

El perdón es una herramienta poderosa. Perdonar a alguien que te hizo enojar puede ayudarte a aprender de la situación y a fortalecer la relación.

Descansar lo suficiente. Cuando estamos agotados física o mentalmente, nuestras reacciones de ira son más frecuentes y tenemos menos herramientas para gestionarlos. Por eso es necesario descansar y dormir bien.

Haz algo de ejercicio. La actividad física puede ayudar a reducir el estrés que puede causarte ira. Dar una caminata vigorosa, alguna actividad física que disfrutes durante algún tiempo.

Haz ejercicios de respiraciones profundas. Imagina una escena relajante o repite una palabra o frase que te tranquilice como, por ejemplo, “tómatelo con calma”. También puedes escuchar música, hacer algunas posturas de yoga, meditación, lo que sea que te motive a relajarte.

Terapia con un psicólogo. Aprender a controlar la ira puede resultar difícil muchas veces. Si no puedes controlar la ira, y está fuera de control, te hace hacer cosas que lamentas o lastima a los que te rodean, lo mejor es buscar ayuda de un profesional acreditado.

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